Magia en la cocina: del yogur a la crema de queso
Si nos pusiésemos a hablar del yogur y de sus virtudes, no acabaríamos nunca. De orígenes muy remotos, el yogur ha estado desde siempre con nosotros, y es que raro es el frigorífico que no guarda en su interior este derivado lácteo del que diariamente se consumen millones de unidades en todo el mundo.
Además, el yogur también destaca por otro mérito que ya resulta un poco más dudoso. Y es que es uno de los alimentos sobre el que los fabricantes y sus departamentos de marketing, que tanto se preocupan por los consumidores, más imaginación han derrochado. De sabores, con cereales, frutas, light, griegos, líquidos, azucarados o endulzados, etc. resulta casi imposible encontrar a alguien al que no le guste.
En este escenario, hay un gran olvidado. El padre de todos ellos, el humilde yogur natural. Y en 1001especias os animamos a que, para obtener vuestro yogur favorito con un poco de dulzor, hagáis vosotros mismos esas mezclas, añadiéndole vuestra mermelada.
Nosotros queremos hacer nuestra aportación en este caso dejándoos una receta realmente sencilla, que admite muchas variantes según sean vuestros gustos, con un coste ridículo pero con un resultado más que sorprendente: cómo preparar vuestro propio queso de untar.
TIEMPO DE PREPARACIÓN
- Tiempo de preparación: 24 horas - 48 horas. Mucho es tiempo de espera.
- Tiempo efectivo de trabajo: 15 minutos.
INGREDIENTES
Yogur natural. Cuanto mejor sea el yogur, mejor será normalmente el resultado. Si usamos el típico yogur natural de supermercado, obtendremos el equivalente a un queso de untar comercial, tipo Philadelphia. Por ello, nosotros recomendamos siempre algún yogur artesano de vaca, cabra u oveja y, aquí lo sentimos mucho por las dietas, preferiblemente que sea entero. Y mejor si no lo adquirís en una gran superficie. Sobre la cantidad, pensad que se reducirá a la tercera parte. Si usáis uno de esos yogures que vienen en bote de cristal, de 420 gramos, os quedarán unos 100-150 gramos de "extracto seco".
Sal. Al gusto.
Especias. Al gusto. Pimientas, romero, albahaca, tomillo, salvia, mejorana… más abajo hablamos de esto en detalle.
ELABORACIÓN
El primer paso consiste básicamente en eliminar el suero del yogur. Cuanto menos suero quede, más espeso y sabroso será el resultado. Para ello vaciaremos el yogur en un colador de malla fina, o en uno de tela, de los que se usan para filtrar el café o el aceite de impurezas, y sobre un recipiente para recoger el suero, lo dejamos 24-48 horas en la nevera.
Un cedazo o tamiz muy fino también sería una solución fantástica, pero entendemos que ya es raro encontrar estos elementos en nuestras cocinas, y tampoco vamos a comprarlos para una única receta, así que nos apañaremos con lo que tenemos en casa. Otra opción muy interesante es usar un paño fino de hilo. No lo uséis de algodón, ya que dejará hebras. Esta opción nos puede requerir algo más de tiempo de filtrado, pero también nos va a permitir, haciéndole un nudo, apretarlo con las manos para darle forma redondeada al queso-yogur. Muy importante, si os inclináis por esta opción, al igual que por la del colador de tela, lavadlo antes muy bien con un jabón neutro y sin olor, y aclaradlo muy bien, para evitar que nuestro yogur coja olores que ni mucho menos deseamos.
Pasado ese tiempo, el yogur se habrá reducido a la mitad o a la tercera parte, dependiendo del yogur que hayamos empleado, y se habrá convertido en una masa bastante más sólida, que incluso podríais coger con la mano con cuidado. Ponedlo entonces en un recipiente donde le añadiréis la sal y las especias según vuestros gustos: albahaca, romero, tomillo, pimienta, etc. y lo podréis mezclar bien con una cuchara, para que quede homogéneo.
Eso sí, a la hora de emplear las especias, salvo que lo vayáis a consumir todo en el momento (¡algo que no es un disparate, de lo bueno que está!) os recomendamos que optéis por especias secas, ya que las frescas tienden a oscurecerse y ponerse feas, llegando a estropear el magnífico trabajo hecho.
Una vez listo, pasadlo al envase definitivo, preferiblemente de cristal o loza, y guardadlo tapado en la nevera. Si llegado a este punto, no habéis metido el dedo o un trozo de pan ya unas cuantas veces, ¡¡es que algo ha fallado!!
IDEAS DE CÓMO USARLO (como si hiciese falta…)
Obviamente, se puede usar como cualquier queso cremoso (de desayuno, sobre una tostada y con un poco de mantequilla es algo delicioso). Por supuesto para elaborar todo tipo de tostas, acompañando a cualquier pescado ahumado (salmón, etc.).
También os sugerimos que probéis a combinarlo con crema de verduras: añadid una nube de queso en cada plato en el último momento, al servirlo, dándole un toque de distinción y cremosidad adicional a ese puré.
Y por supuesto, no dejéis de enviarnos vuestras fotos y comentarios con vuestras propias creaciones.